primero fue el turno de los "10 mandamientos de los diseñadores gráficos" ahora es el turno de "la ley de Murphy", que básicamente dice que en la vida o en tu día todo lo que puede salir mal saldrá mal, lo que muchas veces hemos comprobado de la peor forma posible consiguiendo al final de todo sólo un muy molesto dolor de cabeza.
Es pan de cada día los miles de obstáculos que los diseñadores gráficos debemos sortear, porque son muchas las tareas que debemos realizar antes de dar por finalizado un encargo, y es por eso que hemos decidido publicar este articulo donde aprecen 15 situaciones, las cuales muchas veces hemos vivido, así que no te sientas solo, y dinos si te identificas con alguna de estas "15 leyes", algunas ya vividas por nosotros como estudiantes, otras, que todavía nos faltan por vivir.
1. Si tienes dos versiones de una misma foto, enviarás la incorrecta a la imprenta.
3. Si la tirada ha salido mal, nunca será problema del impresor.
4. Si muestras tres diseños al cliente, el que menos te guste será el que elijan.
5. Si muestras dos diseños al cliente, te pedirán un tercero. Cuando lo entreges, escogerán el primero
6. Los mejores diseños nunca sobreviven al contacto con el cliente.
7. Tu mejor idea ya tiene copyright.
7. Tu mejor idea ya tiene copyright.
8. La creatividad aumenta de manera inversamente proporcional a la distancia que te separa del estudio.
9. Doctores, astronautas y fontaneros necesitan práctica para hacer bien sus trabajos. Cualquiera con una copia de Publisher es diseñador gráfico.
10. El número de colores para el diseño de un cliente, será el número de colores del diseño original, más dos.
11. El disco que te da el cliente, no funcionará en tu ordenador.
12. Si compras un equipo nuevo para poder leer ese disco, será el último que recibas de ese tipo.
13. Si se usa cualquier cosa hasta su máxima capacidad, se rompe.
14. Cualquier cosa que se pueda cambiar, se cambiará hasta que no quede tiempo para cambiar nada.
15. Al diseñador se le notificará que es necesario modificar el diseño después -y sólo después- de que haya terminado todo el trabajo (a menudo, es denominada como la Ley de “¡Y nos lo dice ahora!”).
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